Una de las habilidades que todo deportista que da el salto a la federación y competición no puede dejar de ejercitar es el aspecto psicológico, la capacidad de concentración o como lo llaman algunos, la fortaleza mental. Un ejemplo de ello es al caso del tenista Rafa Nadal, del que se destaca la capacidad de concentración y superación en momentos de especial tensión durante un partido de tenis. Unas situaciones que también se dan en los partidos de tenis de mesa, por lo que nunca podemos descuidar el entrenamiento de nuestra mente.
En tenis de mesa ejercitar la mente es prioritario sobre todo por la velocidad del juego, que nos obliga a tomar un gran número de decisiones en un espacio muy pequeño de tiempo. Como señala Juan Carlos López, miembro de la Sociedad Murciana de Psicología de la Actividad Física y del Deporte, «se estima que un jugador de tenis de mesa tiene que decidir al mismo tiempo hacia dónde dirigir la pelota (qué hacer), para lo que tarda unos 556 msg, y qué técnica emplear (cómo ejecutar el golpe) para lo que utiliza unos 399 msg, además de tener que ejecutar el movimiento ya decidido hasta contactar con la pelota, para lo cual emplea unos 370 msg». El entrenamiento habitual y la mejora de nuestras capacidades permitirán que podamos ejecutar más rápidamente nuestras decisiones en los partidos de tenis de mesa.
El tenis de mesa es un deporte que combina momentos de gran rapidez y concentración, con espacios de descanso y relajación. El hecho de que se trate de un deporte a cíclico da lugar a que las posibilidades de pérdida de concentración aumenten exponencialmente. Estos cambios de ritmo unidos al desarrollo del juego y a las ciertas acciones que se producen pueden determinar el resultado del partido. Además debemos entrenar el aspecto psicológico para tres estadios diferentes que se corresponden con las etapas de un partido: la disposición psicológica al inicio del partido, el mantenimiento de la recuperación durante el desarrollo del partido y por último la concentración en los puntos finales o el juego bajo presión.
Según Juan Carlos López, las situaciones que más ponen a prueba nuestras capacidades psicológicas son las denominadas situaciones de competición potencialmente desestabilizadoras y son:
- Cometer errores no forzados.
- Ganar puntos difíciles de largos intercambios.
- Encadenamiento de puntos a favor o en contra.
- Pérdida de número importante de puntos de ventaja.
- Los puntos determinantes.
- Ganar un set de gran dificultad.
- Vencer a un rival de mayor categoría.
Estas situaciones pueden determinar estados de ánimo de confianza o de pesimismo e incluso de falta de autoestima que pueden llevarnos a perder un partido de ping pong. Por ello, es primordial entrenar el autocontrol y sobre observar el partido desde fuera como un conjunto de puntos, para poder desconectar del punto anterior.
Si te preguntabas porqué Rafa Nadal realiza tantos rituales entre punto y punto, e incluso antes de un servicio, no es ni más ni menos que una forma de mantener un nivel de concentración relativamente constante durante todo el partido.
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