Una de las cuestiones que se hacen muchos corredores con el paso de los kilómetros es la de cuándo su calzado ha llegado al final de su vida útil y, por lo tanto, es necesario cambiar sus zapatillas de running. Ya seas un corredor ocasional o habitual el elemento fundamental de cada uno de ellos son las zapatillas, y no sólo es importante saber elegirlas, sino también saber cuándo llega el momento de cambiarlas.
Conocer la duración exacta de este calzado deportivo es muy complicado, ya que dependerá de ciertas circunstancias y características del corredor, como son el tipo de pisada, el peso del deportista, el terreno por el que se corre o el cuidado que se tenga con ésta. Lo que sí que es seguro, es que como todo artículo deportivo, las zapatillas de running tienen un período de vida útil y que por mucho que nos guste nuestro calzado, en algún momento habrá que olvidarse de ellas.
Hay que tener en cuenta que seguir corriendo con un calzado de running dañado, en malas condiciones o que haya perdido sus principales propiedades (amortiguación y estabilidad), puede provocar lesiones y un descenso del rendimiento. Por esta razón es esencial conocer el estado en el que se encuentra tu zapatilla y para ello se puede seguir una serie de pautas y consejos básicos que te determinarán si ha llegado del momento jubilarlas.
Si no eres uno de esos corredores que lleva un control exhaustivo de la distancia que recorre cada semana, comentarte que la duración media de las zapatillas de running está entre 800 y 1000 kilómetros, aunque puede variar dependiendo del peso del deportista. Es decir, que si sales a correr unos 4 días a la semana, tendrás que renovar tu zapatilla al cabo de un año.
El desgaste que se produce en la suela suele ser otro indicativo del estado en el que se encuentra la zapatilla, sin embargo la parte a la que más atención hay que prestar es la mediasuela. Si observas que en esa zona, la capa de material que se encuentra entre la suela y el upper, hay pequeñas grietas es porque está perdiendo su capacidad de amortiguar la pisada, lo que es un claro síntoma que es el momento de pensar en un cambio de zapatilla.
Un truco que se puede llevar a cabo para detectar el posible desgaste es observas el calzado por detrás. Es decir, colocas la zapatilla encima de una superficie plana, como puede ser una mesa, y las miras desde su altura. Si la zapatilla o suela están volcadas hacia algún lado es síntoma de que deberías empezar a ver otras deportivas de running.
Pero sin duda, uno de los motivos más comunes que te obligan a cambiar las zapatillas es la aparición de molestias en zonas como el tarso o talón, dolores musculares o cansancio excesivo. Esto es provocado por el desgaste de las zonas más importantes y una señal de que la vida útil de tus zapatillas ha llegado a su fin.