Estas máquinas de fitness (Bicicleta de ciclo indoor o cinta de correr) comparten algunas cualidades en cuanto a tipo de musculatura que podemos entrenar, pero también difieren en algunos aspectos que pueden determinar una u otra para hacer deporte tanto en el gimnasio, como si adquieres una para hacer ejercicio en casa.
Similitudes
Ambas máquinas se utilizan para entrenar el sistema cardiovascular. Correr o montar en bicicleta durante 30 minutos ejercitan el cardio como mantenimiento a un ritmo estable, pero esos mismos 30 minutos pueden plantearse como entrenamiento de fuerza si practicamos sesiones de intervalos HIIT como el Fartlek o el sistema láctico. Ambas son perfectas para quemar calorías aunque algunos expertos señalan que en una sesión de misma duración y características, quemamos más calorías pedaleando que sobre la bicicleta, en las diferencias veremos porqué.
Estas dos máquinas de fitness son de las más demandadas porque reproducen de forma muy real el ejercicio al aire libre. Tanto la bicicleta de ciclo indoor o spinning, como la cinta de correr permiten libertad de movimientos similares a los que realizamos sobre una bicicleta de carretera o sobre el asfalto cuando corremos. Dependiendo de la máquina y de sus propiedades esa sensación será mayor o menor. Por ejemplo si la bicicleta indoor incluye volante de inercia de entre 18 y 25 kg, manillar de triatlón o pedales automáticos y las cintas andadoras incluyen motor de alta capacidad y niveles de inclinación permitirán una mayor sensación de realidad. Por estos motivos, muchos corredores y ciclistas profesionales combinan el entrenamiento habitual con estas máquinas de fitness, sobre todo en periodos de recuperación de lesiones o mal tiempo.
Los ejercicios en estas máquinas son rutinarios y repetitivos, pero no por eso tienen que ser aburridos. La mayoría ya incluyen dispositivos electrónicos para incorporar música en las sesiones, esos cambios de ritmo que requieren concentración y no dan lugar al aburrimiento.
Diferencias
La diferencia principal, que determina esa diferencia de quema de calorías que mencionábamos más arriba, es que con la cinta de correr ejercitamos todo el cuerpo sobre todo porque tenemos que soportar la presión que ejerce nuestro propio cuerpo hacia el suelo.
En contrapartida, las articulaciones sufren en mayor medida al practicar running. Ese sufrimiento se reduce cuando entrenamos en la cinta de correr, ya que dependiendo de la dureza de la cinta el impacto de nuestro cuerpo sobre la cinta es menor, ejerciendo menor presión sobre las articulaciones. Por eso, corredores lesionados retoman su actividad en cintas de andar o correr.
En la bicicleta de spinning entrenamos sobre todo el tren medio e inferior del cuerpo, por lo que se hace necesario complementar estas sesiones con algunos ejercicios sobre el tren superior para corregir posibles malas posturas o descompensaciones. Por otro lado, las articulaciones sufren menos que en la cinta de correr, lo que no quiere decir que no puedan sufrir. Un ejercicio excesivo, una sesión que requiera un esfuerzo superior al de nuestra capacidad, o incluso malas posturas de pies en los pedales o de espalda nos pueden llevar a lesiones.
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