El tenis en España ya no es el que era. Un deporte que sólo contaba con algunos representantes españoles en los torneos internacionales, con escasa difusión y con pocos practicantes que debían contar con un nivel adquisitivo elevado para poder entrenar en las escasas escuelas existentes allá por los años 70 y 80 en nuestro país. Raquetas de madera, clubes deportivos y unas condiciones que hacían muy difícil el acceso a un deporte considerado de clases altas, como reflejaba la película de Match Point de Woody Allen.
Por suerte, esto ha cambiado aunque algunas cosas se echan de menos. Largos intercambios de pelota entre Arantxa Sánchez Vicario y Steffi Graf, los enfados de John McEnroe, los récords del legendario Bjon Borg recientemente superado por Rafa Nadal al ganar su noveno Roland Garros, las hazañas de Manolo Santana, Conchita Martínez o Sergi Bruguera. Unos nombres que se podían contar con los dedos de una mano y que ahora no nos alcanzan, una señal de a dónde está llegando el tenis en España.
La democratización del tenis vino de la mano de unas nuevas generaciones de tenistas, de sus logros, pero también de la ampliación del número de escuelas de tenis, algunas de ellas creadas por esos tenistas legendarios para nuestro tenis una vez retirados. La apertura de la difusión de eventos deportivos a través de las cadenas de televisión que cada vez iban en aumento, gracias a la televisión por satélite, y el abaratamiento de las equipaciones deportivas gracias al aumento de marcas y al cambio en los materiales de las raquetas. Todo ello permitió que se pudiera disfrutar del tenis no sólo con los cuatro grand slam, sino con los máster series de la época e incluso de menor categoría. El tenis ya tenía público.
A todos estos elementos se unía otro al que no se le ha dado mucha importancia, como fue la incorporación de pistas de tenis en las nuevas construcciones de viviendas en forma de urbanización que se realizaron a principios de los años 80 y la década de los noventa. Si bien ahora se están viendo relegadas por las pistas de pádel, las pistas de tenis domésticas facilitaron que el tenis se practicara como un deporte de domingo o entre amigos, sin la necesidad de tener que acudir a un centro deportivo o a una escuela de competición.
Comenzábamos a entender de tenis, de puntuaciones, de jugadores, entrenadores y materiales. Lejos quedaban las raquetas de madera sustituidas ahora, cada muy poco tiempo, por otros materiales. Del grafito al carbono, pasando por el titanio o el Kevlar, siempre con un objetivo: conseguir la raqueta más ligera.
Lo mismo sucedía con las pelotas, las redes de tenis, los postes o con los materiales de las superficies de las pistas, poco variables en tierra batida o en hierba, pero con posibilidades de cambios en las pistas cubiertas o cemento.
En la actualidad el tenis ya no es un extraño, es una constante en nuestras televisiones gracias a los logros del importante número de jugadores con el que contamos en la actualidad y como no, al tirón que tuvo Rafa Nadal, rompiendo con la estética clásica del tenista que introdujo Jordi Moya (aunque en forma de juego nada tengan que ver), siguiendo la estela de la imagen luchadora del tenista español.
Ahora es muy sencillo disfrutar del tenis, así que ármate con una raqueta y a la pista.
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